1. Ese mayordomo responsable.
La Mansión Phantomhive se encontraba más animada que de lo habitual. Se iba a celebrar un encuentro entre el conde Phantomhive y el duque Tanca para intentar limar asperezas.
Aquí es donde entramos nosotros en la historia. Observador silencioso al servicio de mi señor. Como sirviente de la casa Phantomhive, ¿cómo no podría hacer un trabajo tan simple?
No entendí porque el bocchan quería que la araña de la Reina viniese a la Mansión. Tal vez tuviese un plan del cual todavía no me había hecho partícipe. Pero eso no era normal en él.
Mandé a los otros tres sirvientes a realizar distintas labores aun sabiendo que luego tendría que arreglar todo su estropicio.
Mientras Finny, Meirin y Bard intentaba no quemar, inundar o derrumbar la Mansión, yo me dediqué a lavar, secar y plancha la ropa del Bocchan. Estaba por terminar de lavar la ropa del Bocchan cuando unos temblores empezaron a agitar la Mansión. ¿Qué habría hecho ese renacuajo esta vez?
Me dirigí al jardín y vi como a Finny se le había caído una de las estatuas que le había pedido que moviera. A la estatua se le había roto la cabeza. Finny lloraba a mares.
-¡Sebastian! Ha sido un accidente te lo juro.
-Te creo Finny. -Le revolví el pelo.- Ya me encargo yo de esto.
-¡Gracias Sebastian!
El chiquillo salió corriendo y arreglé la cabeza de la estatua. Como mayordomo de la familia Phantomhive, ¿como no podría hacer un trabajo tan simple? Volví a la lavandería y empecé a secar la ropa el Bocchan. Iba a empezar a plancharla cuando un peculiar olor me llegó de de la cocina. ¿Qué estaría haciendo ese hombre ahora?
Me dirigí a la cocina y vi que a Bard se le había quemado la cena.
-¡Sebastian! No se como ha podido pasar esto.
-No te preocupes.-Suspiré.- Ya me encargo yo de la cena.
-¡Gracias Sebastian!
El se fue y yo me encargué de preparar yo mismo la cena del Bocchan. Como mayordomo de la familia Phantomhive, ¿como no podría hacer un trabajo tan simple? Antes de llegar a la lavandería pude salvar la vajilla de las temblorosas manos de Meirin.
-Gra-gracias Sebastian.
Dejé los platos en sus respectivos lugares y fui a planchar la ropa del Bocchan. La llevé a su habitación y la dejé en el armario colgada para que no se arrugara.
Miré mi reloj. Las ocho. La hora de la cena. Recorrí los pasillos de la Mansión hasta llegar a la puerta del despacho del Bocchan. Llamé a la pupuerta y entré.
-Bocchan
-¿Qué sucede Sebastian?
-La cena ya esta preparada.
-Bien. Hoy cenaré aquí. Aún tengo papeleo atrasado.
-Cómo ordene Bocchan.
Hice una referencia y salí de su despacho. Ay Bocchan... Mi querido Bocchan... Si supieses la de noches que he soñado que eras mio te escandalizarias. Y es que no sólo ansío su jugosa alma, sino también su pequeño y delicioso cuerpo. Me dirigí a la cocina para preparar el servicio al Bocchan, es decir, primer plato, segundo plato y postre. Una vez lo tuve todo dispuesto, llevé el carrito con la comida al despacho del Bocchan.
Me quedé totalmente sin palabras al ver lo que ahí dentro me esperaba...
CONTINUARÁ
PRÓXIMO CAPÍTULO: ESE MAYORDOMO ENCIENDE
ESCRITO POR : NEKO-CHAN