2. Ese mayordomo enciende.
Me relamí los labios y sonreí. El Bocchan estaba sentado en la mesa con las piernas cruzadas y con la camisa medio desabrochada. Mostraba un sonrojo muy típico de cuando hacíamos cosas así.
-Bocchan, aquí está la cena.
-Mayordomo estúpido. Te he dicho mil veces que en situaciones como esta me llames Ciel.
-Disculpeme Ciel.
-¿Qué has preparado para la cena?
-Entrecot con salsa de miel y de postre puede elegir entre Forêt Noire y Keernun Xin Ya de Anhui o a un servidor.
-Hm... Pasamos directamente al postre Sebastian.
-¿Es una orden?
-Lo es mayordomo idiota. ¡Dame el postre!
-Yes, my lord~
Sonrió y me lancé a besar esos labios que me pertenecían. Todo el me pertenecía. No era la primera vez que esto sucedía. La primera vez me costó bastante que Ciel accediera pero al final fue mio en cuerpo porque aun no podía conseguir su alma. Maldito contrato...
La camisa de Ciel salió por los aires. Su piel era tan blanca como la nieve por lo que las marcas que le iba haciendo se le notaban mucho más sobre su piel. Su voz era amortiguada por la unión creada por nuestros labios. No le gustaría a mi pequeño que fuéramos descubiertos en tan vergonzosa práctica. Mi Ciel era tan estrecho, tan caliente que hacía que me volviera loco. Desde el principio las embestidas fueron frenéticas y profundas produciendo que acabasemos antes de lo que tenía previsto. Me vestí y le llevé al baño donde con mucho cariño y delicadeza le limpié. Utilicé ese momento para saciar mis dudas.
-Ciel, ¿Por qué ha citado a la araña?
-Para cobrar mi venganza.
-¿Y cómo tiene pensado hacerlo?
-Tú te encargarás de distraer a su mayordomo mientras yo me gano su confianza y cuando vea la oportunidad... Le mataré.
-Haré lo que me ordene.
-Asi me gusta Sebastian.
Me regaló un beso en los labios. Cosa rara en él ya que muchas veces tenía que robarle los besos cuando nadie se daba cuenta. Le bañé y después le llevé en brazos a la habitación y le vestí con su pijama. Le arropé cuando se metió en la cama. Fui a irme cuando noté que algo me impedía irme. Me giré un poco y vi que Ciel me había agarrado de la chaqueta.
-¿Qué sucede Bocchan?
-Duerme conmigo.
Sonreí enternecido. No era la primera vez que me lo pedía, pero podía contar esas veces con los dedos de una mano. Me quité la parte de arriba de la ropa (chaqueta, chaleco y camisa) y me metí en la cama a su lado. Él se acercó a mi en busca de mi calor y yo le abracé. Le di un beso en la frente y oí algo totalmente nuevo salir de sus labios.
-Te quiero Sebastian.
-Y yo a usted Ciel.
CONTINUARÁ
PRÓXIMO CAPÍTULO : ESE MAYORDOMO TRABAJADOR
ESCRITO POR : NEKO-CHAN
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