Yaoi en el Aire

Historias de temática yaoi (chico x chico) desde para todos los públicos hasta +18. Historia creadas por Neko-Chan y Chen. Los personajes no nos pertenecen, las historias si.

viernes, 3 de abril de 2015

Amor a la música.

Era un día soleado en la academia Saotome cuando uno de los integrantes del próximo grupo revelación, ST☆RISH, decidió que ya no iba a seguir los designios de otros.

Así fue como Hyuga-sensei, le anunció a Jingūji-san que si no le entregaba el trabajo que le pidió al día siguiente, le expulsaría de la institución. Todo el mundo sabe una parte de la historia: que cuando Jingūji-san rompió su canción, Nanami-san la intentó recomponer junto con el resto, cosa que hizo que Jingūji-san entregara su trabajo en el último momento de forma muy original. Pero no fue así del todo. Cierto amigo peliazul de Jingūji-san fue el que consiguió que no se marchara.

Esa es la parte de la historia que hoy saldrá a la luz.

☆☆☆☆☆☆

PV MASATO

El día parecía no tener fin. Desde por la mañana me di cuenta de que algo extraño le pasaba a Jingūji. No estaba tan alegre como siempre. Se le veía muy serio y no me gustaba nada.

Terminó la última clase y me dirigí junto con Otoya, Natsuki y Nanami al comedor. Allí nos encontramos con Syo e Tokiya, pero no había ni rastro de Jingūji. Al preguntarle a sus compañeros me dijeron que no había asistido a clase, cosa que no me gustó.

Esperé a Jingūji en la cafetería para hablar con él sobre el tema. En algún momento tendría que venir para comer. Pasó una hora y no vino por lo que decidí ir a nuestra habitación. Si no estaba allí, estaría en la  azotea. Llegué a la habitación y ahí lo encontré, jugando a los dardos. Nos miramos a los ojos desafiantes. Dirigió la mirada hacia su diana y yo me fui hacia mi parte de la habitación.

Jingūji nunca se había dado cuenta de los sentimientos que provocaba de mi interior y no estaba en mis planes decírselo. Además de que somos hombres, las normas de la escuela son muy estrictas. Enamorarse estaba prohibido e incumplir esa norma significaba ser expulsado de la institución.

-Hijirikawa... Me largo.

Le miré y vi que se había tumbado en la cama. Si decía que se iba ¿porque se había tumbado en la cama?

-Me voy de Saotome.

-¿Cómo?

-Estoy arte de hacer lo que es mejor para otros. Voy a empezar a hacer lo que yo quiera.

Eso me dejó en shock. Iba a ser que le expulsaran a propósito. Tenía que impedírselo. Me levanté de mi cama y fui directo a darle un puñetazo. Me miró enfadado y salió de la habitación. Todo se quedó en silencio. Me fui a mi parte de la habitación y me tumbé en la cama. Al estar todo en silencio podía oír el sonido de un saxofón tocando una triste melodía. Rompí en llanto al escucharlo. No quería que Jingūji se fuera.  No quería quedarme solo. Sin darme cuenta me quedé dormido entre lágrimas. A mitad de la noche sentí (como todas las noches) como que me arropaba y me daba un beso en la frente.

Al día siguiente, estaba ensayando una coreografía junto a Otoya y Natsuki y Nanami de jurado cuando vimos a Jingūji con un séquito de sus admiradoras. Se acercó hacia nosotros una sonrisa pícara. Le entregó una rosa a Nanami y le dedicó palabras de amor pero mientras lo hacía me miraba a mí. Un leve sonrojo atacó mis mejillas y él sonrió aún más.

Fue entonces cuando sucedió la catástrofe. Hyuga-sensei se acercó hacia nosotros muy enfadado.

-¡Jingūji Ren! Tus letras, entregamelas.

-No las tengo.

-Mandé ese trabajo de una semana. Más te vale entregarmelas mañana antes de las 8 de la tarde. En caso contrario serás expulsado.

Todos nos quedamos en shock, pero a quien peor le había sentado esta noticia fue a mí. Jingūji estaba con un pie fuera del instituto. Le asesiné  con la mirada y me fui un buen paso hasta nuestra habitación donde pasé el resto del día.

Estaba atardeciendo cuando escuché el sonido de un saxofón. Supe quién era al instante y el corazón empezó a dolerme aún más. Era una melodía cargada de un sentimiento de tristeza y dolor muy profundo. Me levanté y me dirigí a la azotea para poder hablar claramente con él.

☆☆☆☆☆☆

Este parte de la historia es bastante conocida por lo que adelantaremos los hechos unas horas. Explicaré los hechos rápidamente. Hijirikawa-san encuentra a Jingūji-san en la azotea. Se pusieron a hablar y casi acaban a golpes de no ser por Nanami-san aunque si es cierto que Hijirikawa-san se llevó un puñetazo. Una vez dicho esto continuamos con la historia.

☆☆☆☆☆☆

PV MASATO

Roto. Así me encontraba. En el momento en el que Jingūji me golpeó y Nanami llegó, me fui casi corriendo a la habitación donde lloré largo rato.

No me había quedado del todo dormido cuando la puerta de la habitación se abrió. Me hice el dormido e hice bien. Sentí que me arropaban y me daban un beso en la frente. Cogí a esa  persona del brazo tirándole en la cama y me senté encima. Di la luz de la mesilla y me sonrojé violentamente al ver quién era.

-¿Jingūji?

-Vaya, parece que me has descubierto. Ya no podré seguir haciéndolo.

-¿Por qué?

-Siempre te destapas por las noches y no quiero que enfermes.

-¿Y?

-Estás tan mono durmiendo que no consigo resistirme.

- No te vayas por favor.

- Este no es mi sitio.

-Quédate conmigo.

-No puedo Hijirikawa.

Rompí a llorar.  Me dolía en el corazón toda esta situación. Sólo me quedaban dos opciones y una no quería tomarla.

-No puedes irte Jingūji. No me dejes solo.

-Masato No llores por favor.

-Si tú te vas, yo me voy contigo.

-No lo harás. Este es tu sueño, no el mío.

-Si no estás, yo me voy.

-¿Por qué dices todo esto?

-Porque...porque te quiero. Te quiero desde el primer día que te vi.

-Masato...

Colocó una mano en mi nuca y lentamente fui bajando hasta que nuestros labios se unieron. Una calidad caricia que llenó  mi corazón del amor que le faltaba. No quería que ese beso se terminara pero eso podría significar morir asfixiado.

-Masato, yo también te quiero.

-Pero, ¿Y Nanami?

-Nunca he sentido nada por ella, sólo me pareció una chica de lo más curiosa.

-¿Entonces porque parece todo lo contrario?

-Es mi forma de ser, no lo hago a propósito.

Me tumbé a su lado y le abracé. Ahora sí que no quería que Jingūji se fuera. No ahora que sabía que mis sentimientos eran correspondidos.

-No te puedes ir Jingūji. No puedes dejarme solo.

-No puedo quedarme, ya te lo he dicho Masato.

Oculté la cara en su pecho. Después de todo lo que acaba de pasar se iba a ir. Estaba peor que al principio.

-Vendré a verte todas las semanas.

-No podemos recibir visitas y no puedo salir fuera.

-Es cierto... Pues hablaremos por cam.

-No será lo mismo. Quiero que estemos cerca el uno del otro, dormir juntos, comer juntos... ya sabes.

Jingūji me abrazó y me dio un beso en la cabeza. ¿Tan difícil era entender lo que estaba diciendo?

-Me quedaré.

-¿Cómo?

-Qué me voy a quedar aquí contigo. ¿No es lo que querías?

-Si, pero...

-Yo también quiero estar todo el día a tu lado. Sólo por eso me voy a quedar aquí. Aunque también aprovecharé para atender en clase y convertirme en una idol. El mejor de todos.

-Este es mi Jingūji.

Le achuché con todo mi cariño sin haberme dado cuenta de que estábamos trasgrediendo la norma más  importante: no enamorarse. Y encima nosotros lo habíamos admitido hacia el otro y nos demostrabamos nuestro amor. Como alguien más se enter y llegase a oidos de un profesor o del mismo director ya podríamos ir haciendo las maletas.

-Jingūji tienes que hacer los deberes para poder estar juntos.

-Uff... Ahora me da pereza.

Nótese que se preparaba para que durmieramos juntos pero dice que se cayera de la cama.

-Auchh! ¿A que vino eso?

-Hasta que no termines tus deberes no podrás venir a la cama. Conmigo.

-Vaaale.

Creí que iba a replicar pero me sorprendió que no lo hiciera. Me dio un beso en la frente y me arropó antes de irse a su parte de la habitación para hacer las dichosas letras

-Buenas noches Jingūji. Te quiero.

-Y yo a ti.

A la mañana siguiente cuando desperté senti unos brazos alrededor de mi cuerpo. Sonreí. Me giré y vi que ya estaba despierto. Eso era raro ya que era yo el que le tenía que despertar.

-Buenos días Masato.

Me dio un besito en los labios. Un beso corto y tierno. Era una buena forma de despertarse.

-Buenos días Jingūji.

-¿Has dormido bien?

-Bastante bien. ¿Te acostaste muy tarde anoche?

-No muy tarde. Tuve mucha inspiración.

Le besé dulcemente y él me respondió al momento. El beso se fue tornando cada vez más tórrido. Antes de que el beso fuese a más, puse las manos sobre sus hombros intenté  apartarle pero me lo impedía. No quería separarse de mí. Para que me dejara respirar, le mordí el labio con fuerza y le tiré del pelo. Al principio, nada más separarnos, me miró enfadado pero al ver mi cara, me miró tierno y me abrazó.

-Disculpame Masato. Me emocioné.

-Me he podido dar cuenta. Perdón por el mordisco.

-Tranquilo, me lo he merecido.

Nos dimos un beso corto y fuimos a vestirnos para ir a clase y sabiendo que pasase que lo que pasase íbamos a seguir siempre juntos.

☆☆☆☆☆☆

Lo que sucedió después es por todos conocido. Jingūji-san entregó sus letras de una forma muy original. En el estudio de grabación  activando la acción que permitiese que todo el mundo lo escuchase.

Nos hicieron creer que esa canción que Jingūji-san cantó, guardaba lo que él sentía por Nanami-san. Ahora ya sabéis la verdad. No fue a Nanami-san a quien dedicó esas letras, sino a Hijirikawa-san.

¿Cómo lo ? Digamos que mi familia no se caracteriza por lo tradicional.

-¡Rin cielo, a cenar!

-¡Ya voy otosan!

Fui adoptada de pequeña por una pareja de un famoso grupo de idols. Estoy súper orgullosa de mis padres ya que después de que me adoptarán y dijeran que eran pareja, el resto de los miembros del grupo mostraron sus sentimientos.

Mis padres son Jingūji Ren y Hijirikawa Masato. De ellos aprendí el amor a la música.

FIN

ESCRITO POR : NEKO-CHAN