Como empezar a contar una historia que es secreta y prohibida. Y peligrosa. Y excitante.
Se supone que los hijos de los nefilim matan a aquellos demonios y/o subterráneos que se saltan las leyes que se impusieron en los Acuerdos. Pero, ¿qué sucede si un hijo de nefilim incumple alguna de esas leyes? ¿Se le mata? No del todo. Le llevan a las celdas de la Ciudad de Hueso donde no llega la luz del sol.
Ahora bien, ¿qué nos importará esto a nosotros, simples mundanos, que no somos capaces ni de levantar la vista de nuestros móviles? Pues mucho.
Alec Lightwood, es un cazador de sombras, un hijo de los nefilim. Alto, musculoso, ojos azules, pelo corto negro, lleno de marcas de runas como cualquier cazador de sombras.
¿Cuál es su "primer problema"? Su sexualidad. Le gustan los hombres. Cosa que la Clave no ve muy bien y condena, ya que no puede dar lugar a nuevos cazadores de sombras por lo que desde siempre tuvo que ocultar lo que sentía. Desde hace bastantes años, estaba enamorado de Jace Wayland. Jace era su mejor y era como un hermano para él. Pero el amor es ciego y no entiende ni de relaciones familiares ni afectivas. Pero desde que llegó esa mundana, Clary, se sentía cada vez más lejos de él y eso le partió el corazón en mil pedazos. Cosa que otra persona utilizó a su favor.
¿Cuál es su "SEGUNDA PROBLEMA"? Que un mago, brujo, hechicero, como queráis llamarle, le robó el corazón. ¿Cómo pasó eso? Pues veréis....
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Alec no estaba muy emocionado con esto. Esa estúpida mundana de Clary le estaba robando lentamente a Jace, su mejor amigo y el chico del que estaba secretamente enamorado. ¿Es que no se daba cuenta de que le iba a hacer daño? Junto con su hermana Isabelle, Jace y los dos mundanos, Alec fue a la fiesta de Magnus Bane, el Gran Brujo de Brooklyn. Hasta aqui todo fue normal hasta que el brujo soltó.
-Pero os dejaré quedaros solo por el bellezón.
-Gracias- Respondió Jace con falsa modestia.
-¿Qué? - En silencio se miraron unos a otros- Me refiero a él. El de los ojos azules.
Sin poder evitarlo, Alec se sonrojó y sintió como su corazón latía más rápido. Apartó la mirada para que nadie pudiera percibirlo pero el brujo si pudo hacerlo.
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Pero por eso no fue por lo que nuestro querido cazador de sombras se enamorara del mago. Ni mucho menos. Ni siquiera lo supo en ese momento, sino cuando su corazón no dejó de latir gracias a la ayuda de Magnus Bane.
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Magnus Bane se encontraba tan tranquilamente tirado en el sofá que había en su habitación cuando oyó algo como fuego arder en su salón. Astiado, se levantó y vio que que en la chimenea había fuego y un papel en el suelo. Lo cogió y lo leyó.
Ven lo más raudo que puedas a Instituto. Un demonio mayor ha herido de gravedad a Alec Lightwood. Hoheg
Alec... Alec... ¿De que le sonaba a él ese nombre? El ojazos azules cazador de sombras. Realmente le había gustado ese chico. Sin ni siquiera esperar un segundo se encaminó a salvar a su "pequeña" preciosidad de las garras de la muerte.
De haber sido otra persona, no se hubiera tomado tantas molestias ni tanta premura, pero la verdad es que ese chico valía la pena y además al salvarle le debería una y grande.
Llegó a Instituto y sin perderse por aquellos pasillos llegó a la enfermería donde se aproximó hasta la cama de Alec y le acarició sus negros cabellos sin que los allí presentes se dieran cuenta.
Le pasó una lista a la hermana de Alec y esta se fue con el mundano que se transformó en rata en su fiesta para conseguir todo lo que necesitaba para salvarle. En gran cantidad había dicho que trajera lo necesario. Cuando ya no estuvieron, volvió a acariciar los cabellos del chico con ternura y se inclinó para susurrarle al oído.
-Tranquilo preciosidad. Voy a salvarte porque perderte seria un crimen imperdonable.
Se acercó lentamente a su rostro y empezó a depositar pequeños besos en su rostro hasta unir sus labios en un tierno beso. El primero de muchos besos que se darían y que harían más fuerte su lazo de unión.
CONTINUARÁ
ESCRITO POR : NEKO-CHAN
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