Vagón del tren.
Estaba harto de que todos los clubs me pidieran que me uniera a ellos. Pero yo estaba perfectamente en mi club de atletismo.
Me encontraba en el tren de vuelta a casa junto a un rubio muy pesado.
- Pero Rei-chan...
- No insistas más Nagisa-kun. No voy a unirme al club de natación.
- Al menos ven un día a vernos.
- Vale. Iré mañana.
- ¡Viva!
Nos bajamos en la última parada y cada uno tomo camino hacia su casa. Al llegar a casa, cogí uno de los muchos libros que me había cogido de la biblioteca sobre salto de altura y atletismo. Me gustaba tenerlo todo calculado al milímetro para no cometer ningún fallo. Pero tal vez no conté con una variable de destrucción masiva. Nagisa-kun...
Me acosté temprano. Cogería el tren anterior para no encontrarme con el rubio. Pero no lo conseguí.
- Buenos días Rei-chan.
- Buenos días.
Pasé el trayecto leyendo un libro de atletismo ante la atenta mirada del otro. Y durante el entrenamiento fue mucho peor. No acerté en ninguno de mis cálculos. El entrenador me dijo que me fuera a casa que mañana seria otro día.
Aburrido, me dirigí a la piscina donde entrenaba el equipo de Nagisa-kun. Me pareció raro no encontrarme con nadie allí.
-¿Hola? ¿Hay alguien?
Nadie respondió. Fui a irme cuando y voces y pasos. Antes de que pudieran verme, me escondí. Eran cuatro personas y entre ellos iba Nagisa-kun. Llevaba un bañador largo negro con franjas amarillas. Me quedé un poco boquiabierto. El rubio miraba hacia todos los lados como si estuviese buscando algo... Mierda. Me está buscando a mi. Pues no pensaba salir de mi escondite. Le observaria desde aquí.
- Nagisa, ¿sucede algo?
- ¿Eh? No nada. Estoy esperando a alguien... Pero veo que no vendrá.
Estaba muy desilusionado y todo por mi culpa.
- Venga. Que empiece el entrenamiento.
Pude ver cómo Nagisa-kun se ponía en un trampolín y saltaba el agua. Pude apreciar como a ese pequeño se le tensaban y se le destensaban los músculos. Cómo se movía en el agua era algo... Increíble. Me quedé embobado viendole nadar durante un buen rato.
Nagisa-kun salir de la piscina para ensayar la salida. No pude evitar fijarme en los músculos de sus piernas. ¿ Cómo podía parece tan débil, frágil e indefenso? No lo entendía. Le puse un mensaje pidiéndole disculpas por no haberme presentado y me fui de allí sin hacer ruido.
Durante el viaje de regreso, me llegó un mensaje de Nagisa-kun.
- Tranquilo. Entiendo que estuvieses ocupado con tu club. Mañana nos vemos en clase.
Me sentí mal por haber hecho eso. Un momento... ¿Desde cuando sentía yo pena por ese enano? Esto sí que era muy raro.
Llegué a casa y me tumbé en la cama. Fue ahí cuando me di cuenta de que tenía un pequeño gran problema. Tenía un bulto asomando en mis pantalones.
- ¡¿Pero que?!
Fui al baño a darme una ducha de agua fría. Pero no sirvió de mucho. La erección no sea me bajó. Problema serio. Sólo quedaba una solución.
Me tumbé en la cama y empecé a... A aliviarme. Pero no comprendí porque mi mente vino la imagen de Nagisa-kun. Intenté alejarle de mis pensamientos pero antes de conseguirlo, llegué al clímax diciendo su nombre.
Debía estar volviéndome loco, ¿no?
CONTINUARÁ...
ESCRITO POR: NEKO-CHAN
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